Thursday, January 17, 2008

PORTADAS COLONIALES DE MARAS

Una caracteristica particular de esta villa es la utilizacion de la portada de piedra.

el deterioro constante de las viviendas del poblado ha originado en muchos casos, la destruccion de sus estructuras que son elementos urbanos que encierran una valiosa informacion historica de la representacion de sus dinteles. estas portadas liticas constituyen elementos urbanos de gran valor historico, por lo que merecen especial atencion.

PORTADA ORTIZ DE ORUÈ:
Esta portada lleva esta denominacion por pertencer a la vivienda del fundador de la villa de maras segun la inscripcion grabada en su dintel.

esta ubicado en el jiron jesus numero: 221 exactamente a una cuadra de la plaza de armas de la villa de maras.
esta portada fue construido aproximadamente en el segundo tercio del siglo XVI.
haciendo un analisis estilistico e iconografico, probablemente sea la mas antigua del poblado, la portada en mencion es de lineas simples cuyas jambas estan compuestas por columnas doricas adosadas y pilastras que sostiene el dintel rematado por un cornisamiento que sobresale ligeramente. esta portada lleva la mayor cantidad de inscripciones y es un testimonio escrito muy valioso; en la actualidad esta insertada sobre muros de construccion contemporanea.

TEMPLO DE LA LUNA

El culto a la Luna era general en el Mundo Andino, la Luna era la esposa del Sol y como tal guardiana y protectora de todo el lado femenino de la Cosmovisión Quechua. Existía en ese tiempo un calendario Lunar, que regia algunos aspectos del universo andino, paralelo al calendario solar, la Luna y sus fases, conducían el vaivén del riego en los canales Incas, la Luna indicaba los periodos de gran fertilidad de la “Mama Pacha”, estaba asociada a la fertilidad de las mujeres y era imprescindible en la curación de las diversas enfermedades, además, era Reina de la noche, el lado oscuro del día, con su corte de estrellas que se turnaban en atenderla, era como en todos los tiempos confidente de la soledad y el amor.
El culto al Astro Reina, era conservado, celebrado y participado solamente por mujeres, las sacerdotisas de la Luna, eran muy numerosas, tenían templo principal en Qorikancha, cubierto totalmente de planchas y adornos, utensilios y joyas de plata, estas sacerdotisas que vestían largas ropas grises y mantos del mismo tono, cubrían su cabeza con un grueso gorro de lana blanca, llevaban zarcillos de plata que emitían un argentado sonido, para divertir su presencia a los hombres, prohibidos de mirarlas; en muchos lugares del imperio, existían conventos de la Luna. La Fiesta o Pascua de la Luna se celebra en el mes de septiembre la noche de la primera Luna Nueva, al comienzo de la temporada de lluvias, la fiesta se iniciaba dentro del templo del Qorikancha, en el altar de la Luna, luego perseguía en nocturnal y silenciosa caminata hacia Saqsaywaman, allí, en el Templo de la Luna, un conjunto de altares, fuentes y mesas ceremoniales, se encendían antorchas que iluminaban la noche, reflejando en la fuentes de plata mil destellos al cielo, imitando así el fulgurar de las estrellas, luego hacían vibrar delgadas laminas de plata que emitían un sonido, que parecía hacer estallar el silencio, para llamar la atención de la luna. Se quemaban esencias y perfumes, se regaba el agua con aceites aromáticos y arrojaban al cielo reflejado en el agua, peines, espejos agujas, adornos de mujer y filigranas miniaturizadas de plata, también ofrecían en fogatas, lana blanca de llama y ropa fina de mujer.
Luego las Sacerdotisas tomaban agua de la fuente y con ella, simulaban lavar todo su cuerpo y de esa forma purificarlo y sanarlo, enseguida el agua, es guardada en recipientes de plata y conducida con el mismo silencio con el que llegaron, al templo de la Luna en el Qosqo. Las Monjas de la Luna, tenían una jerarquía surgida por la edad, las mas antiguas eran las superioras y oficiaban las ceremonias, eran grandes sabias y medicas famosas, las mas importantes curanderas entre los Incas, eran las sacerdotisas de la Luna; conocían los secretos de las plantas y eran hechiceras muy afanadas, sus oráculos, pocas veces consultados – por temor -, siempre anunciaban calamidades. La luna en tiempo de los Incas, era reverenciada con temor al contrario al Sol, adorado con alegría.